La Aripuca: Un Sueño Convertido en Realidad
El Inicio de una Construcción Emblemática
El 11 de marzo de 1998 marcó el inicio de un sueño: la colocación del primer tronco en La Aripuca, un majestuoso Espina de Corona de aproximadamente 300 años. Ese día, la emoción invadió a nuestra familia, ya que por fin veíamos cómo nuestro esfuerzo tomaba forma. En un tiempo récord de 27 días, logramos levantar la estructura principal, aunque aún sin techo, consolidando así nuestro compromiso con la preservación de la selva misionera.
Para hacer honor a su grandeza, decidimos crear una entrada imponente: un portón de bienvenida construido con dos colosales Ybira-Pitá, cuyo nombre en guaraní significa «madera roja». Juntos, estos árboles suman 1.500 años de historia, testigos de innumerables amaneceres, tormentas y de la vida silvestre que alguna vez los habitó.
El 15 de julio de 1998, sin techo pero con una esencia inquebrantable, La Aripuca abrió sus puertas a los visitantes de las Cataratas del Iguazú, ofreciendo un espacio donde la naturaleza y la historia se fusionan en un legado eterno.