Una historia, una familia…
Cada rincón de La Aripuca guarda la historia de nuestra familia, nuestros sueños y nuestro amor por la naturaleza. Todo comenzó en los años 80, cuando la familia Waidelich – Sommerfeld dejó su ciudad natal, Montecarlo (Misiones, Argentina), para asentarse en la recién fundada Colonización Andresito, una localidad en el corazón de la selva misionera, a 50 km de las Cataratas del Iguazú.
Buscando continuar con la tradición agrícola-ganadera, adquirimos una chacra a la que llamamos «Los Cedritos», en honor a los imponentes árboles nativos que la habitaban. En lugar de recurrir a la deforestación masiva para el cultivo de yerba mate y ganadería, decidimos innovar con técnicas alternativas, preservando los grandes árboles que daban sombra y protección a nuestras plantaciones y animales.
Nuestra visión sostenible llamó la atención de estudiantes universitarios, especialistas y turistas interesados en conocer las riquezas naturales de Misiones. Así, sin planearlo, asumimos un nuevo compromiso: mostrar y proteger la biodiversidad de la selva misionera, amenazada por la tala indiscriminada.
Fue en este contexto que nació la idea de La Aripuca, un espacio que comenzó con la recolección de gigantes de la selva, como el legendario Timbó, el más grande de la provincia. Lo que empezó como una colección de maderas rescatadas, se transformó en un proyecto de concienciación ambiental y turismo sostenible.
Hoy, La Aripuca no solo preserva la historia de la flora misionera, sino que también invita a los visitantes a reflexionar sobre la importancia de conservar la selva y sus especies nativas. Vení a descubrir este increíble lugar y sumate a nuestra misión de proteger la riqueza natural de Misiones, Argentina.